Amnistía Internacional y BBDO Argentina se unieron para impulsar la campaña “Elegir es un derecho” en busca de concientizar y ayudar a cambiar las leyes que obligan a las mujeres a usar el velo en Irán. Mediante DALL-E mini, una inteligencia artificial de código abierto que crea (casi) cualquier imagen que se le pida, la agencia y la organización comunican un mensaje con el fin de que todas las personas tengan el derecho de elegir cómo vestirse.
Cuando se desarrollaba el “Día Nacional del Hiyab” en Irán, un grupo de activistas llamó a quitarse el velo desafiando el estricto código de vestimenta del régimen persa. Para apoyar esta movilización por los derechos de las mujeres se lanzó en Instagram, Twitter y TikTok esta campaña que aprovecha los ribetes artísticos de este nuevo fenómeno viral de Inteligencia Artificial (IA) capaz de recrear imágenes de situaciones no reales desde el mandatario ruso Vladímir Putin en una marcha LGBTIQ+ hasta al personaje de ficción Yoda trabajando de mozo en un restaurante. Sin embargo, esta IA no puede imaginar que las mujeres iraníes no utilicen el pañuelo que a diario cubre su cabello.
Según comentaban Joaquín Campins y Christian Rosli, Chief Creative officers (CCOs) de BBDO Argentina, a cargo de la iniciativa, la idea surgió como consecuencia de un hallazgo. “Dall-e mini, la inteligencia artificial que estaba viviendo un gran momento en redes sociales y que puede imaginar todo, no podía crear mujeres iraníes con el pelo descubierto. Básicamente, porque esa información no existe. A partir de ese hallazgo se dio forma a esta idea para una causa que estaba en la agenda de Amnistía en el marco de la manifestación por los derechos individuales de las mujeres que tuvo lugar en Irán en julio”.
Desde la visión de los creativos, algo interesante sucedió en este proceso desde el punto de vista de las posibilidades de la tecnología: “No sólo el disparador de la idea surgio de una realidad/limitación propia de Dall-e mini, sino que todas las imágenes del contenido fueron generadas por ésta. De alguna manera, la pieza fue cocreada con esta inteligencia artificial ya que nos dio el insight y tuvo un rol activo en la creación de la pieza”.
Sin embargo, hacían hincapié en el hecho de que, “más allá de la idea en sí, esta ‘limitación’ merece un comentario aparte ya que en realidad estamos hablando de un sesgo algorítmico porque produce imágenes que representan conceptos occidentales”.
A la vez, agregaban, “tiende a reproducir estereotipos de género adjudicando, por ejemplo, a personajes femeninos determinados roles, oficios y profesiones, o directamente cargos de menor jerarquía que los de sus pares masculinos”.
De cara al futuro, si bien es difícil predecir si a partir de desarrollos de este tipo podrían surgir otro tipo de implementaciones por parte de una marca, los creativos consideran que estamos viviendo un momento muy interesante en el plano de la comunicación. “Las novedades en lo referente a lo tecnológico se dan todos los días”, dicen. “De un momento a otro aparece una plataforma, una herramienta o un desarrollo nuevo con sus propios códigos, reglas y lenguajes que abren un universo distinto para comunicar y crear un mundo nuevo de oportunidades”.
Además, continúan, “la velocidad con la que sucede todo genera cierta fiebre por la novedad de la cual nadie se quiere quedar afuera empujando tanto a marketers como a agencias a ser más experimentales. Esto es algo muy bueno para una industria que se define a sí misma como innovadora, pero a veces no lo es tanto”.
En la actualidad, tanto una marca como una organización – como Amnistía – tienen la difícil tarea de que sus mensajes sean vistos en medio de una competencia mano a mano con contenidos de entretenimiento generados por todo el mundo. “Piezas como esta, que aprovechan el uso de herramientas novedosas, logran que se destaque en un mar de comunicación y que un mensaje tan importante como la lucha por los derechos humanos sea escuchado”, concluyen Campins y Rosli.