Ford eligió entregar el primer vehículo de una manera fuera de lo convencional. Al llegar a la concesionaria y comenzar con los detalles de la operación, el cliente escuchó el ruido de un helicóptero aterrizando en el playón de la agencia y paralizando por unos minutos la zona mientras los vecinos se acercaban a ver qué era lo que estaba ocurriendo. Cuando finalmente detuvo su marcha, el representante de Ford le entregó la llave de la Bronco al nuevo dueño y lo acompañó afuera para invitarlo a subir a la aeronave. Luego de unos minutos de viaje, aterrizaron en medio de un descampado todo embarrado – terreno ideal para poner a prueba la Bronco- y ahí fue donde el cliente de Ford vio su Bronco por primera vez. Se bajó y recién ahí puso en marcha su nueva adquisición.
La llegada de este modelo, que ha generado a lo largo de su historia y aún genera esta conexión emocional con la gente, le exigía a la marca estar a la altura de un desafío de esa naturaleza. “Bronco tiene el potencial de volverse un ícono en la Argentina y la llegada de este vehículo tenía que empezar a reflejar eso”, dice Diego Barruti, Cars & Light Trucks Brand Manager de Ford Argentina.
Desde el punto de vista del marketing, Ford tenía por delante el desafío de lanzar un nuevo vehículo en una categoría muy competitiva y bajo un territorio tan transitado como es el de la aventura. “Era muy fácil ser uno más, pero no era nuestro objetivo”, remarca. “En un contexto donde todo estaba muy limitado nos encontrábamos con el desafío de acercarle el producto a nuestros usuarios y hacerlos vivir una experiencia inolvidable que transmitiera los valores y diferenciales de la marca”.
“Decidimos contar desde el primer momento que la marca va más allá de lo discursivo, y que tener una Bronco significa ser parte de algo más grande. Para que quede clara la magnitud de la marca que estaba llegando, no bastaba con que lo dijera la marca, tenía que percibirlo y creerlo el colectivo. Entendimos entonces que para que nuestra llegada fuera icónica, teníamos que lograr ser lo suficientemente relevantes como para convertirnos en noticia. Fue así que surgió Bautismo”, narra el vocero.
“Este año llegó a la Argentina la nueva versión de la icónica SUV de la marca. La inédita forma que tuvo la empresa de sorprender al primer cliente en un segmento donde no hay espacio para las mismas ideas de siempre.”
La noticia de la entrega de la Bronco llegó a la audiencia a través de medios e influencers, y recién en una última instancia el contenido se publicó en las redes de la marca. “Necesitábamos llegar de esta forma para que la acción cuente con el valor de ser noticia, lo cual contribuye a la construcción del ícono”, cuenta. “El área de PR fue muy importante para que esto pueda concretarse de la manera en la que nos lo imaginábamos”.
Según explica Barruti, “esta idea trabajó varios de los ángulos del posicionamiento de la marca. No solo dejó en claro el mensaje conceptual, el constante llamado a la aventura que hace la marca, sino también la exclusividad y la magnitud que la caracterizan. Los otros esfuerzos fueron reforzando las distintas aristas de la marca para que quede en claro desde el primer momento quién y cómo es Bronco. “Los usuarios siguen siendo impactados por otros esfuerzos de la marca que les siguen reafirmando esto, haciéndolos sentir parte de un universo exclusivo”.
Para despegar esta idea la creatividad tuvo un rol clave. “Teníamos que introducir a la marca, y lo hicimos de una manera impactante, pero nos deja la vara muy alta”, plantea el ejecutivo y concluye: “De ahora en adelante, nos queda el desafío de seguir profundizando su posicionamiento teniendo en cuenta que cada movimiento que haga Bronco tiene que reflejar en mayor o menor medida su carácter de ícono”.